Recuerdo cuando era pequeña tendría unos 5 o 6 años y mi madre iba cada sábado a comprar a la plaza de Badalona. Donde vendían también pollitos amarillos y claro para que estuviera contenta porque no me dejaban tener ni Perro ni Gato. me traía uno cada semana. Si digo cada semana, porque desgraciadamente no me duraban mas, el que no moría asfixiado por comerse algún botón (del costurero de mi madre) al cual acostumbrara yo meter mano :) moría por causas mojadas como ingerir grandes dosis de agua (claro yo quería darles de beber ,bajo el grifo y en plan catarata del Niágara y claro luego pasaba lo que pasaba) .Recuerdo que una de las veces ,perdí uno ,estaban haciendo obras en mi bloque y habían unas entradas cuadradas debajo de los pisos y se me escapo y coló por allí (yo no podía entrar puesto que habían unas rejas ) y supongo que el pobre pollito fue la comida o cena de algún gato .Que tiempos aquellos, uno llego a crecer sin pasarle nada ,todo un récord :) Entonces mi madre decidió dárselo a los padres de un cuñado mío que tenían un terreno. Para conformarme, me dijo Bego: -Tu Pichi (así se llamaba el pollo sobreviviente ) va a ser muy feliz en un sitio muy bonito donde se casara y tendrá una familia. Y me lo cambiaron por unas monedas, que yo acepté pensando en ir corriendo al quiosco. Yo cada semana le preguntaba a mi cuñado si era feliz Pichi , y me decía que si, yo notaba que todos se miraban y sonreían. Me pregunto cómo lo cocinaron en paella, a la plancha o en salsa. Yo como soy bastante cabezota intente que me trajeran mas y preguntaba los ¿hay de colores? (salió la moda de pintarlos de colores). Pero no me hicieron caso y al final me cansé. En fin me apetecía contar esta historia de mi infancia y recordar los pollitos amarillos, cada vez que veo uno recuerdo la larga lista que pasaron por mis manos...