sábado, 19 de diciembre de 2020

LAS AMAPOLAS TU Y YO...



Esta historia la publiqué en mi blog cuando lo abrí por el año 2008 , pero me apetecía actualizarla en una nueva entrada de este año. Supongo que en todas las Navidades todos estamos más nostálgicos y en esta tan especial aún más. Es bonito recordar esos momentos de nuestra infancia que quedan grabados en nuestro corazón para siempre...

 Cuando era una niña, yo tendría unos 12 años y en frente de mi casa habían unas viñas que con los años sustituyeron por naves industriales. Yo solía correr por allí , la vedad es que era un poco salvaje. Habían unos arboles llenos de algarrobas y muchas amapolas. Una tarde le cogí un ramito de ellas a mi madre. Cuando iba subiendo las escaleras hacia mi cuarto piso ya no quedaban pétalos porque se fueron cayendo por el camino. Me puse triste porque justo abrió la puerta mi madre pensaría: esta niña está loca me viene con unas ramas peladas sin flores. Pero al día siguiente volví a cogerlas porque soy bastante cabezota y otra vez me pasó igual. Esta vez llegaron dos flores, así que decidí irme a campo abierto que estaba más arriba. Miré y habían unas plantas amarillas que cerradas parecen platanitos pequeños se llaman (Genista Hispánica) me dije: estas si que si y cogí un buen ramo de ellas y se las llevé. Estas eran muy fuertes y cada dos por tres se las llevaba hasta que me dijo: que parase, pues me puse un poco pesadita con el tema. Mi moraleja:

Aprendí que las Amapolas estaban mejor allí, pues hay flores que no están hechas para ser cortadas. A veces en la vida es mejor no insistir y aceptar las cosas tal y como son...